Sanar nuestro linaje, nuestro ADN familiar, significa tener conciencia que todas nuestras memorias están ligadas a nuestro presente. Lo que nuestros ancestros hayan hecho en sus vidas, nos guste o no, tiene unas repercusiones en nuestro presente, no solo en sentido educacional,, sino también espiritualmente.
Divorcios, enfermedades, problemas económicos, depresiones, tendencias al suicidio, y un largo etcétera que aveces no tiene compresión, está basado en las memorias que nuestros familiares, hasta los mas lejanos de nuestro árbol genealógico.
Lo primero que debemos hacer es empezar a ser conscientes que lo que nos está ocurriendo proviene de las acciones de nuestros ancestros, y que debemos sanar esas memorias, y al hacerlo sanaremos nuestra vida actual.
Sanar nuestro árbol, significa entender nuestro legado, darle forma a nuestro camino, encontrar similitudes y entender las repeticiones de las cuales hay que poder salir para encontrar nuestro propio destino. Muchas veces tratamos de borrar o silenciar lo que esta en nuestra base, solo encontrándole un lugar, dándole espacio para que se exprese podemos sanar.
Como una dualidad, donde hay cosas buenas hay cosas malas y viceversa, entendiendo los opuestos como unidos podemos comprender porque nos pasan las cosas en la vida. Al salir del lugar de victimas de las circunstancias y al colocarnos en lugar de actores de nuestra propia existencia podemos determinar nuestro futuro como la concreción de los sueños que deseamos. Al sanar nuestras raíces nos conectamos naturalmente con florecer la copa, nuestros pensamientos.
Todas las familias tienen temas a resolver, mochilas que cargamos a través de generaciones anteriores a la nuestra y al poder verlo, al poder encontrarle lugar a las piezas del rompecabezas podemos cerrar el círculo para empezar nuestro propio camino. Todas las familias encierran misterios, secretos, tabúes y hasta desgracias que muchas veces por protección se tratan de ocultar o maquillar pero solo a ponerlas a la luz y entender de donde vienen podemos salir de la eterna repetición.
Para sanar hay que abrazar, amar nuestros vínculos, entender que solo podemos ser quien somos si nuestros padres se encontraron, al igual que cada uno de los personajes que conforman nuestra familia. La sincronía del encuentro para dar nacimiento a tu ser.
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